¿Podría un simple análisis de sangre revelar nuestra esperanza de vida?

Un estudio estimó el riesgo de muerte de las personas a partir de un análisis de sangre

Un protocolo centrado en las proteínas plasmáticas

Publicado en julio de 2025 en la revista Nature, un estudio realizado por un equipo de investigación de la Universidad de Stanford se centró en la posibilidad de estimar la longevidad de una persona y predecir la posible edad de su fallecimiento a partir de una muestra de sangre (1). Para ello, analizó 2916 proteínas plasmáticas que reflejan la salud y el envejecimiento de los órganos en 44 498 pacientes de entre 40 y 70 años, todos ellos inscritos en la base de datos UK Biobank.

11 órganos examinados

Gracias a modelos de aprendizaje automático, los científicos lograron estimar la edad biológica de 11 órganos clave (entre ellos, el cerebro, el corazón, los pulmones, el hígado, los riñones y el tejido inmunitario) que se supone que reflejan su estado fisiológico respectivo. Ahora bien, parece bastante lógico creer que un órgano «biológicamente avanzado» es más propenso a contraer ciertas patologías. Por lo tanto, los investigadores quisieron determinar si existía, como se puede suponer, una correlación entre el riesgo de mortalidad de un individuo y el envejecimiento acelerado de algunos de sus órganos.

Resultados elocuentes sobre el riesgo de mortalidad

Las conclusiones indican que el riesgo de mortalidad de una persona aumenta a medida que aumenta el número de órganos «envejecidos» que posee. En concreto, una persona que tiene un solo órgano envejecido presenta un riesgo de muerte entre 1,5 y 3 veces mayor. Este riesgo aumenta 2,3 veces cuando se trata de entre 2 y 4 órganos envejecidos, 4,5 veces cuando se trata de entre 5 y 7 órganos envejecidos y 8,3 veces a partir de 8 órganos envejecidos. Cabe señalar que más del 60 % de las personas que tenían 8 órganos extremadamente envejecidos en el momento de la extracción de sangre fallecieron en los 15 años siguientes.

Además, se observó que el envejecimiento cerebral era el factor predictivo de mortalidad más importante. De hecho, parece que un cerebro envejecido predispone no solo a la aparición de enfermedades neurodegenerativas, sino también a afecciones extracerebrales como la EPOC o la insuficiencia cardíaca. Esto sugiere su papel clave en la regulación de la inflamación sistémica y la esperanza de vida humana.

Sin embargo, la resiliencia de la inmunidad también parece ser importante. Las personas con un cerebro y un sistema inmunitario «jóvenes» vieron reducido significativamente su riesgo de mortalidad. En un periodo de 17 años, solo 6 de los 160 miembros de este grupo fallecieron (3,8 %), frente a 792 de las 10 000 personas de edad normal (7,92 %).

Estimación de la esperanza de vida mediante análisis de sangre: límites y promesas

Aun asi, este notable avance se enfrenta a ciertas limitaciones; se basa únicamente en el examen de procesos fisiológicos y no predice en absoluto los accidentes, que cada año provocan muertes prematuras. Además, el análisis de sangre realizado en el marco de este estudio sigue siendo un proyecto experimental (y especialmente costoso), que hasta la fecha no se prescribe ni se puede realizar en un laboratorio.

No obstante, el seguimiento de los biomarcadores plasmáticos se perfila como un método no invasivo y prometedor, que facilitaría la vigilancia individual de nuestros órganos y la posible puesta en marcha de medidas preventivas específicas, con el fin de ayudarnos a envejecer mejor y vivir durante más tiempo.

Ingredientes para envejecer con mejor salud

En este estudio, los investigadores también destacaron la importancia de mantener una actividad física regular, evitar el alcohol y el tabaco, pero también de llevar una alimentación equilibrada, con una dieta rica en aves y pescados grasos y pobre en carnes procesadas. Paralelamente, algunos nutrientes específicos, disponibles en forma de complementos, pueden reforzar los efectos de estas medidas higiénico-dietéticas.

La fisetina, un potente senolítico

La fisetina es un flavonoide que se encuentra de forma natural en algunas frutas y verduras como la manzana, la fresa, la cebolla o el caqui. Muy estudiada en los últimos años por los expertos en envejecimiento, podría tener la capacidad de eliminar las células «senescentes» que se acumulan en los órganos con la edad y acaban obstaculizando su buen funcionamiento (2). Un estudio realizado en modelos murinos progeroides (afectados por un envejecimiento acelerado) demostró que la fisetina reducía notablemente los marcadores de senescencia en numerosos tejidos y que actuaba con mayor eficacia que otros nueve flavonoides probados (3).

Descubra Fisetin, extraído naturalmente del tallo de Rhus succedanea, con una dosis inigualable de 250 mg por cápsula.

La espermidina, protectora celular

Descubierta inicialmente en el esperma, de ahí su nombre, la espermidina se encuentra en prácticamente todas las células vivas. Se ha demostrado que esta poliamina natural desempeña una función clave en el crecimiento y el mantenimiento de la integridad celular (4). En particular, estabiliza las membranas celulares y el material genético, e interviene en el proceso de autofagia, que «limpia» las células expulsando sus componentes dañados (5).

El complemento Spermidine aporta 3 mg de espermidina al día, la dosis más alta del mercado.

Los precursores del NAD+, el «reparador» del ADN

El NAD+ (nicotinamida adenina dinucleótido) es una molécula derivada de la vitamina B3. Presente en todas las células de nuestro organismo, desempeña un papel crucial en la producción de energía, especialmente en la respiración mitocondrial, pero sobre todo en la reparación del ADN mediante la activación de unas enzimas llamadas sirtuinas, garantes de la longevidad celular (6).

Los niveles de NAD+ disminuyen a partir de los treinta años, lo que explica en parte el aumento de las enfermedades metabólicas con el envejecimiento. Sin embargo, es posible reactivar su producción mediante la suplementación con sus precursores, eligiendo entre el NMN (mononucleótido de nicotinamida), más cercano al NAD+ en la cadena de conversión, y el NR (ribósido de nicotinamida), que goza de una excelente estabilidad (7-8).

Para un aporte considerable de NMN, opte por Nicotinamide Mononucleotide (125 mg por cápsula) o por su forma ultraconcentrada NMN Max (1000 mg).

Por otro lado, si prefiere tomar un complemento de NR, opte por Nicotinamide Riboside Chloride.

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Los pilares para preservar la salud

Además de estas sustancias excepcionales, existen otras opciones más convencionales para mantener la salud general. Encontramos, por supuesto, la vitamina D, que contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario, el magnesio, que participa en el mantenimiento de un metabolismo energético normal, o la vitamina B12, que ayuda a reducir la fatiga (9-11).

Todos ellos se encuentran en el complemento multivitamínico Daily 3®, que reúne nada menos que 45 ingredientes cuidadosamente seleccionados.

Los ácidos grasos omega-3 EPA y DHA, además de su posible acción sobre el equilibrio nervioso y la respuesta inflamatoria, ejercen una protección integral del sistema cardiovascular, garantizando el funcionamiento del corazón y el mantenimiento de una presión arterial y unos niveles de triglicéridos normales (12).

Super Omega 3 combina EPA y DHA en una forma pura y estable.

Por último, se sabe que una dieta rica en antioxidantes ayuda a proteger las células de los radicales libres, moléculas inestables y muy reactivas que, cuando se producen en exceso, atacan la estructura de las células, alteran total o parcialmente sus funciones biológicas y aceleran su envejecimiento (13).

AntiOxidant Synergy combina los compuestos más conocidos en este ámbito: cúrcuma y extracto de arándano con propiedades antioxidantes demostradas, pero también té verde, resveratrol, glutatión...